Corría el S XIX cuando nuestro bisabuelo, Gómez Ramos levantaba por primera vez el cierre de su joyería. Posteriormente, nuestro abuelo Manuel Gómez Echeverría se trasladaba a la calle Barquillo 4 y 6, donde se localizaba todo el comercio de calidad en Madrid.
En aquel entonces cada pieza se hacía a mano, con mimo de principio a fin. Diseñando, fabricando y engastando las piezas por maestros orfebres, su taller contaba con más de 30 oficiales. En Madrid era muy conocido por la gran calidad de sus perlas, traídas personalmente de oriente. Desde hace más de un siglo nuestra máxima era escuchar al cliente, clave, para diseñar la pieza perfecta.
Así era y así es hoy en día para Adela y María. Cuatro generaciones más tarde nos honramos de mantener ese espíritu artesano en el N.º 91 de la calle Velázquez en Madrid. Juntas coordinamos y supervisamos todo el proceso de creación y fabricación